Saturday, April 30, 2011

Tomando té


Tomando té
pensaba en ti;

muy muy caliente
mientras bajaba por la garganta,

pensaba en ti;

muy muy caliente
tanto que el calor me empañaba la mirada,

pensaba en ti;

y me quemé los labios
y me quemé la lengua
 y me quemé, quizás sólo un poco,
el corazón;

mientras tomaba té, 
pensaba en ti

*

1 comment:

  1. I. Este café es negro.

    Este café es negro, sabe amargo, son las diez y es perfecto.
    Te encuentras mirando las horas frente a mí,
    como queriendo curarlas de esa prisa por vivir cada momento.

    Este café es negro y es lento,
    a cada sorbo (caliente sorbo) mis ojos se despegan de la taza para volver a tu encuentro.

    Y ahí estás,
    acariciando esa taza como un perro,
    acodada sobre el sillón esperando en silencio.

    – ¿Te gustaría entrar un momento? – te digo de pronto
    y tú me miras como pensando ya estamos adentro.

    Pero no me refiero a esta casa o a este encuentro,
    sino a estas manos que te buscan, a mi infierno,
    al hueco que dejas bajo mis brazos
    o al siniestro beso que tu silencio me ha dado.

    Este café es negro y es frío, son las once y todo sigue quieto.

    Mientras siguen las horas pasando,
    desnudo tu espalda con tanto silencio,
    el sabor de tu piel se confunde con el de tus labios sedientos.

    Es casi gracioso que al abrir los ojos el café siga amargo, y tú,
    tan cercana en aquel sillón, no hayas notado que por un momento tan largo,
    mirándote desde este extremo, haya pasado una hora extrañándote, mirándote a lo lejos.

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