Friday, July 1, 2011

Calcetas Rosas

Caminar rápido para no mojarme tanto,
bueno... más.

Las llaves que no quieren abrir, que se resbalan,
hasta que por fín.

Luchar con los zapatos que se rehúsan a salir,
los calcetines empapados;
la alfombra debajo y los pies que corren para buscar refugio.

Fuera la ropa mojada
ya sólo la piel desnuda

(No, la piel no es la desnuda, la desnuda eres tú)

blanca, fría, húmeda.

Y el cabello que escurre,
las gotas que caen despacito mojando rostro y hombros,
un poquito nada más.

Revolver entre los cajones:
-el suéter; demasiado grande, ya viejo
-las calcetas; gruesas y de rallas rosas

La habitación es tibia, pero el frió no se ha ido.
Que extraña sensación, como cuando tienes mis manos (frías, casi siempre frías) entre las tuyas (calientes)

Hay que poner a calentar agua en el pocillo para apurar la retirada del frío

¿Café o Té?

(Mejor chocolate... No, siempre se me tira la leche)

La chispa del cerillo, esperar a que se consuma entre mis dedos, y justo cuando me voy a quemar le soplo
como niña arrepentida.

Dejarse caer en el sillón,
abrazar las rodillas,
hacerse un ovillo.

Y pongo el televisor porque no quiero pensar;

lo que yo quiero es que ya esté el agua para mi café
y que la lluvia deje de llorar.

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